ANÁLISIS CRÍTICO SOBRE EL SISTEMA ESTATAL DE COMUNICACIÓN CIENTÍFICA (Tarea temas 1 y 2: Comunicación institucional de la ciencia)
En los Estados democráticos, el acceso al conocimiento científico-técnico es formalmente considerado un imperativo estratégico y en este sentido se pronuncian textos de referencialidad internacional como la Declaración Universal de los Derechos Humanos (París, 1948) o la Declaración de la Ciencia y el Uso del Conocimiento Científico (Budapest, 1999).
En el marco jurídico español, la propia Constitución reconocía en 1978 el derecho a la cultura de toda la ciudadanía y señalaba a los poderes públicos como responsables de garantizar el acceso a la misma.
Paralelamente, en las últimas décadas lemas como “alfabetización científica”, “democratización del conocimiento científico”, “ciencia para todos/as”, “educación CTS”, “comprensión pública de la ciencia”, etc. (Acevedo, 2002) han sido de uso cada vez más frecuente.
Si bien el enfoque CTS tiene sus orígenes a finales de los 60 y comienzos de los 70, a España no llega hasta los años 80, la misma década en que se aprueba la Ley 13/1986 de 14 de abril de Fomento y Coordinación General de la Investigación Científica y Técnica (Cuevas y López, 2009). Desde entonces, el panorama de la investigación y divulgación científica, aunque con luces y sombras, ha experimentado una notoria evolución y en 2011 se aprobaba la Ley 14/2011, de 1 de junio, de la Ciencia, la Tecnología y la Innovación, donde el artículo 38 del capítulo II, detallaba ya una serie de medidas explícitamente referidas a la dimensión comunicativa y divulgativa de la ciencia.
Así es que podemos admitir que las Administraciones Públicas han asumido, por lo menos en el plano jurídico, la obligación de fomentar la cultura científica entre el conjunto de la población. Pero, ¿existe una correspondencia aceptable entre el plano formal y la ejecución de medidas realmente efectivas?
Si bien es cierto que en los últimos años se ha ido creando un entramado institucional de agentes destinados a mejorar la cultura científica (FECYT, la Red de Museos Científicos, las Redes de Unidades de Cultura Científica y de la Innovación) cuyo trabajo a la hora no solo de divulgar la ciencia sino de diagnosticar la percepción y comprensión social de la misma es fundamental, numerosos datos continúan indicándonos que las dificultades en el acceso general al conocimiento científico aún persisten.
La encuesta de la percepción social de la ciencia y la tecnología elaborada en 2018 por FECYT nos indica, por ejemplo, que 4 de cada 10 españoles/as consideran que la calidad de la educación científica que han recibido es baja o muy baja. También llamativos son los datos extraídos del Estudio Internacional de la “Cultura Científica” de la Fundación BBVA que reflejan que solo un 14% de la muestra analizada habla frecuentemente en su cotidianeidad sobre temas científicos o que un 43,8% no sienten ningún nivel de cercanía a la ciencia. Aunque estos puedan ser datos poco esclarecedores si los tomamos aisladamente, sí nos invitan a reflexionar sobre el vínculo que la población siente por aspectos relacionados con el conocimiento científico.
Por otra parte, no debemos desdeñar el papel de las propias instituciones educativas que aún heredan un modelo de enseñanza de la ciencia caracterizado por una orientación excesivamente elitista y propedéutica, que plantea el currículo de las materias del ámbito científico-técnico no para la mejora de la cultura científica en las etapas educativas obligatorias, sino para la preparación para estudios postobligatorios. Esto puede contribuir a que el alumnado perciba dicho ámbito como más difícil e inaccesible, pudiendo además evitar cursar sus materias en la última etapa de la ESO.
En definitiva, aunque el Estado ha dado pasos en el plano jurídico y formal para favorecer la cultura científica de la sociedad, se antoja difícil identificar avances claros en el contexto real. Si bien la creación de agentes u organismos públicos dirigidos a mejorar la comunicación de la ciencia puede ser efectiva, me pregunto si el enfoque de los mismos es el correcto.
¿Están estos planteados como agentes intermediarios entre los y las admiradas creadoras del conocimiento científico y el resto de la sociedad o contemplan la posibilidad de que el conjunto de la población participe activa e inclusivamente en el enriquecimiento de la cultura científica?
Dicho de otro modo, ¿actúan esos agentes de comunicación como un mero interlocutor entre dos estamentos de la sociedad claramente diferenciados y que, aun admitiendo comunicación bidireccional entre ellos, esta se produzca en diferido? O, ¿están pensados como un foro común donde, sin desautorizar ni desvalorizar el conocimiento de los y las profesionales, todos y todas nos sintamos partícipes del conocimiento y no meros consumidores de información a veces difícil de digerir?
Mi intuición me dice que la primera opción encaja más con la realidad, pero ¿es ese el mejor camino?
REFERENCIAS
1. Asamblea General del las Naciones Unidas (1948) Declaración Universal de los Derechos Humanos. 10 de diciembre de 1948. Resolución 217 AIII.
2. Declaración sobre la Ciencia y el uso del saber científico. In Conferencia Mundial sobre la Ciencia para el Siglo XXI: Un nuevo compromiso. Budapest, 1999
3. Constitución Española. Boletín Oficial del Estado, 29 de diciembre de 1978, núm. 311, pp. 29313 a 29424 Cita en texto: (CE 1978)
4. Acevedo, J. A., Manassero, M. A., Vázquez, A. (2002). “Nuevos retos educativos: Hacia una orientación CTS de la alfabetización científica y tecnológica”. Pensamiento Educativo, 30, 15-34.
5. Cuevas y López (2009) Ciencia, Tecnología y Sociedad en la España del siglo XXI. Revista de Investigaciones Políticas y Sociológicas (RIPS), vol. 8, nº 1 (2009): pp. 37-49. ISSN 1577-239X
6. Ley 13/1986 de 14 de abril de Fomento y Coordinación General de la Investigación Científica y Técnica. Boletín Oficial del Estado, 18 de abril de 1986, núm. 93, pp. 13767- 13771.
7. Ley 14/2011, de 1 de junio, de la Ciencia, la Tecnología y la Innovación. Boletín Oficial del Estado, 2 de junio de 2011, núm.131, pp.54387 – 54455.
8. Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología, FECYT (2019) Percepción social de la ciencia y la tecnología 2018
Fundación BBVA (2012) Estudio Internacional de “Cultura científica” de la Fundación BBVA. Departamento de Estudios Sociales y Opinión Pública
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